El Círculo de Protección
por Fire Valkyrja ©
El Círculo protector es donde burbujean nuestras energías, así como
también lo son las paredes que nos protegen contra
los espíritus y las energías perturbadoras.
Debemos trazar
el Círculo de protección para cualquier ritual o hechizo que practiquemos, para que
podamos alcanzar nuestros objetivos sin que nos dañen.
El Círculo permite
la entrada de las energías que son las correctas para
nuestro trabajo, impidiendo la interferencia de cualquier
entidad del mal o del bien que nos pueda atrapar.
Si no trazamos el Círculo
de protección, no conseguiremos alcanzar los objetivos
del ritual, pues nos convertiremos en blancos fáciles
de las influencias que vienen de fuera.
Una
vez que el Círculo se haya trazado, nada ni nadie puede
atravesarlo hasta que el ritual no quede cerrado para no romper
su aura de protección. En el caso de que sucediera,
el círculo se debe trazar de nuevo.
El Círculo puede ser
tanto imaginario como también ser perfilado con tiza
u objetos como piedras y velas. Cuando contorneamos el círculo
con piedras, después sentimos una intensa y positiva
energía protegiéndonos, porque las piedras llevan
consigo toda la fuerza de la naturaleza.
Dicho Círculo estará
consagrado por los poderes de los cuatro elementos (a los
cuales hay que llamar) y por el Dios y la Diosa. Así
como también por nuestra energía, la cual se
concentrará dentro de ese espacio y la que podremos
dirigir, desde allí, a nuestro objetivo.
Hay muchas maneras de trazar
el Círculo Mágico, unas más laboriosas
que otras, pero todas tienen por objetivo el ser un límite
entre dos mundos y poder trabajar en el mismo protejidos.
Debemos tener presente que
todas las herramientas que vayamos a utilizar en el ritual
estén dentro de esa área, para no estar saliendo
y entrando del Círculo, porque sería un completo
caos de energía. Así que lo más conveniente
es hacer un Círculo en el que podamos movernos cómodamente.
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